SINOPSIS:
Katell Dupont ha vivido toda su vida bajo la asfixiante sobreprotección de su hermano mayor. Contemplando su experiencia como adolescente conflictiva y su larga lista de relaciones fallidas, podríamos definirla como: «inestable».
Sin embargo, su penoso historial y dudosa reputación se ven afectadas cuando se reencuentra con la enigmática Priya Patel, convirtiendo su mundo en un marullo de emociones y haciéndola dudar incluso de quién es.
Priya siempre ha demostrado ser una mujer segura, independiente y hasta cierto punto admirable. Nadie podría imaginar los tormentos que pueden ocultarse tras una sonrisa y la oscuridad que suele disfrazarse a través de una risa. ¿Quién, exactamente, conoce a Priya? Detrás la amigable e incuestionable estudiante universitaria se conserva el tortuoso recuerdo de un pasado desconsolador.
Katell nunca se interesó realmente en interactuar con Priya, siendo ella una de sus antiguas compañeras de instituto. No obstante, pensó que dentro de aquella despampanante morena algo no cuadraba; era demasiado perfecta para ser real.
Por ello, cuatro años después la vida las hace volver a encontrarse y, los temerosos secretos que mantuvieron durante la adolescencia deciden salir a flote, junto con el confuso sentimiento de un creciente romance.
¿Podemos encontrarnos a nosotros mismos perdiendo la imagen de lo que solíamos ser? Es el nuevo dilema de Katell.
***
«―El día que sientas que te pierdes a ti misma ―suspiró― es porque realmente nunca supiste quién eras, Katell. Nadie se pierde si conoce el camino».
***
LIBRO III DE LA SAGA «UNIVERSITARIOS». No es necesario leer el libro anterior para comprender este.
ACLARACIÓN: No todos los personajes siguientes son de mi propiedad. La mayoría pertenecen al juego Corazón de melón y son creados por Beemoov, por lo que le otorgo los créditos correspondientes.
No acepto adaptaciones ni copias.
Hasta aquí. ¡Bienvenido/as!
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero