Carol Smith fue secuestrada una noche de verano saliendo de casa de su tía en busca de Charlie, el gato de su prima. Dos hombres quienes la habían observado de ya hace tiempo, la tomaron por sorpresa, agarrándola y metiéndola en aquella camioneta negra.
Cuatro meses más tarde, fue encontrada por un adolescente de 19 años, cerca de un río. Adam Harries estaba encargado del caso de aquella jovencita. La muchacha desgraciadamente no recordaba nada, le había dejado en claro a Adam eso, cuando el fue a verla al hospital por la mañana. Saliendo de ahí, Adam fue atropeyado por dos hombres quienes conducían una camioneta negra. Dejándolo en reavilitación, con su accidente no pudo seguir el caso que había deseado terminar cuatro meses antes.
Drew Harries, hijo de Adam, se presenta frente a varios casos de asesinatos causados frecuentemente. Sin dejar ningun rastro, más que la imágen de una bella dama, siempre las peinaba y las vestía igual. Con los ojos abiertos, y un pequeño collar de diamantes puesto. Drew, al descubrir que su padre había tenido la responsabilidad de un grave caso hace cuatro años, se da cuenta de que la víctima es la misma persona a la cual quieren representar en los asesinatos. La busca, pide su ayuda pero ella se niega, ya que ha perdido la memoria. Pero tras sufrir varios fuertes mensajes de aquellos delincuentes, va y pide la ayuda del detective. La protege, pero conforme pasa el tiempo se da cuenta de que no solo esta protegiendo a la víctima del caso, si no...a la mujer que ama.