Todos hemos experimentado alguna vez la sensación de que alguien nos mira, ese frío aire que te sube por la espina y te hace voltear a todos lados buscando al celoso vigilante que perturba tu ser; muchas veces reflejo involuntario de nuestra propia psique, pero, ¿qué pasaría si fuera real? ¿qué pasaría si aquella silueta que yace cruzando el pasillo fuese un sombrío merodeador adicto a leer cada contracción de tus músculos por el simple afán de conocer tus hábitos? bueno, esta historia te hablará de ello y como una jóven desesperadamente busca huir de aquel que perturba su sueño, vigila sus pasos y contempla sus movimientos.