Min Yoon Gi era lo más parecido a un cigarrillo. Se iba consumiendo sin pausa -o salvación alguna-, pero no esperaba ser salvado de aquel incendio que acontecía en cada rincón de su ser, se había acostumbrado a arder en su propio infierno. Todos sabían que si te acercabas excesivamente y sin cautela a aquel muchacho, podía quemarte en el proceso. La palabra 'todos' no incluía a Sori Na.
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