Cuando los días se envuelven en si mismos, aunque estén soleados, nublados o en plena tormenta, hay un instante en donde la soledad se apodera de mi, mis manos, de mis hojas, de mis instrumentos, de mi mente y alma, que con el tiempo me dio a entender que solamente quería estar conmigo cada día, la senté en una silla junto a mi y escribimos, cosas raras, lindas, felices, pero encontramos la felicidad al escribir cosas tristes, en fin, tal vez nadie me lea, pero de esto se trata no pasara nada, y bueno cada día escribo algo no tendrá un hilo pero igual aquí estará en un universo tan grande y tan basto.