A April le va un poco regular. Tras recibir una paliza por parte de unos camellos que buscaban a su madre los servicios sociales le dan dos opciones: o esperar a cumplir los 18 en una casa de acogida o volver con su hermano Caleb, al que lleva casi diez años sin ver. De las dos, elige la opción que no supone compartir el baño con a saber cuantos desconocidos y no le queda más que arrastrarse a su antiguo barrio, uno de los más problemáticos de Dallas. Pero es que después de dedicarse al porno y haber tenido que soportar los desvaríos de la yonki de su madre a April no le da miedo nada; ni las peleas callejeras, ni las zorras cocainómanas ni las desapariciones de chicas de su edad que se vienen sucediendo durante los últimos años. Aunque probablemente sí que le venga bien que alguien le eche una mano.