Todos conocemos la adorable historia de amor sobre los mejores amigos que se enamoran. Los pequeños vecinos de al lado que se hacen los grandes amigos y a medida que pasa el tiempo eventualmente se enamoran, tienen un noviazgo arrebatador y finalmente un matrimonios dulce y empalagoso, con perfectos hijos y una perfecta vida en los suburbios. Felices para siempre, ¿no? Bueno, lo siento por romper su burbuja, pero no siempre es así; al menos no en mi caso. Jason y yo habíamos seguido este cliché tan tierno al pie de la letra, nos conocimos el día de mudanza, nuestra amistad brotó en el jardín de niños después de jugar en el lodo, crecimos juntos, a los quince años nos enamoramos perdidamente y poco después comenzamos a salir. Pareja perfecta, historia perfecta. Historia de amor llevada a la vida real. Tristemente las cosas no son perfectas, no van como uno lo planea y todo toma una dirección completamente distinta a lo que esperabas, y eso nos trae aquí; Después de que mi novio terminara conmigo, cuando todos nuestros planes no solo fueron tirados a la basura sino que se prendieron en llamas, dejándome con el corazón roto en mil pedazos y con la duda de cómo iba a recuperarme de un corazón roto.