Estoy intentando con todas mis fuerzas olvidarte y creí que podía creí que ya había pasado pero no. Solo falta algo miserablemente pequeño para que otra vez me acuerde de tu rostro y de cómo no puedo superarte. Ni siquiera en mi mente puedo tener un santuario que no toques con tus pensamientos y tus largos y huesudos dedos, de la duda, del terror de que lo que me hiciste creer sea cierto de que nunca pueda superarlo y seguir adelante, de que pueda dejar de caerme cada dos malditos pasos. Continuo levantandome día tras día sin motivo sin razón, pensando que quizá hoy sea el día en que todo esto no me ataque. Me muerda los tobillos intentando derribarme, tratando que me quedé tirada, en el piso derrumbada, sin saber, sin sentir si lo voy a conseguir si de una vez voy a poder seguir...