Cuenta una antigua leyenda que un día estaban la vida y la muerte en una habitación. A pesar de plantearlas como grandes enemigas. Realmente eran grandes amigas, algo que nadie se imaginaría, eran tan diferentes una de la otra. La vida era color. Sentimientos. Era el ser más alegre, e irónicamente vivo del mundo. Su nombre así lo decía VIDA, pero cada quien vive su vida como quiera vivirla. La muerte es negra. Oscuridad. El ser más frío del mundo, era esa que ni siquiera notabas llegar ante tanto silencio. Su nombre así lo decía MUERTE, pero la muerte llega de diferentes formas. Aquel día la vida estaba como siempre siendo alabada. Siendo suplicada. Mientras le pedía que les regresara a quien estaban a punto de arrebatarle. Siempre decidían si moría o vivía con un juego de monedas, si ganaba la vida entonces ella vivía y si era la muerte lo llevaría a donde pertenece. -¿Por qué a mí todos me odian y a ti todos te aman?- se atrevió a preguntar la muerte -Son poco los que acuden a mi para morir. -¡Ay querida amiga!- exclamó la vida con una triste sonrisa, por primera vez no tenía una sonrisa en su rostro como de costumbre. -¿Qué pasa?- cuestionó la muerte de inmediato -¿Tan malo es la razón por la que me odia? -No, no la es- aseguró -. A mi todos me aman porque soy una feliz mentira, a ti todos te odian porque eres una triste realidad. Esa era la vida de Hanna Meller. Una chica que se consideraba a sí misma la muerte. Todos lo que la rodeaban morían. Y no muy lejos estaba Derek Hayden. Un hombre que había perdido a su musa y la inspiración hace unos años. Ambos sólo tiene una cosa en común: la muerte. Y quizás ese uno se haga un dos cuando aquella luciérnaga travisa irrumpe la vida de Hanna de una manera inimaginable. Mientras aquel ogro comenzaba a buscar nuevos colores. Comenzaré a publicar el 4 de abril de 2019.