La vida a los quince no había sido algo que Johann hubiera pensado antes, pero tampoco hubiera imaginado que acabaría así. Como si acostumbrarse a Charing Cross no alcanzara, convivir con una madre orgullosa, un padre distante y un hermano pequeño lo complica más. Lo que más costaba era no poder parar a escuchar lo que los otros tenían para decirle, o siquiera poder oírse a sí mismo. Por el lado de Dean, las paredes de su casa no solo separan cuartos; separan recuerdos, separan sentimientos, separan personas. Y él no sabe cómo volver a juntarlas. Dos diarios, dos chicos, muchos contrastes. Y muchas conversaciones.