"¿Te imaginas abrir los ojos y descubrir que ya nada es como antes, que estás perdido en tu propio cuerpo, que tienes que empezar de cero? Pero entonces encontré sus ojos frente a los míos, dispuestos a enseñarme... el camino a casa". En "Te presto mi voz" seguimos a Amaia en la historia. Pero, ¿qué tiene Alfred que contar? (Atención: esta historia complementa a TPMV, pero pueden leerse de forma independiente)
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