«Lo dejarían solo con sus pensamientos y eso acabaría con él sin necesidad de un juicio...» A la rozagante edad de veinticuatro años, Holden es atormentado por tres cosas: La primera, que su apellido haya sido previamente portado por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y por consecuente, un selecto grupo de ególatras intelectuales en el campus hagan bromas sobre éste. La segunda, que la junta directiva de la universidad haya tomado la decisión de añadir una nueva materia a su programa en plena mitad de semestre. Y la tercera... en realidad no la conoce. Ni siquiera la determina. Sin embargo, el último pilar ha acechado sus pasos desde los prematuros años de su adolescencia. Está a punto de desatarse, quebrantará el fino hilo de convicción en sí mismo y en aquello que lo rodea. Una vez que llegue, no habrá marcha atrás. Holden Freud no volverá a ser el mismo. •Portada realizada por -vegetable