Cada circunstancia de la vida contribuyeron a hacerme el ser que soy ahora. Por culpa de las dos mujeres que más amé en la vida y que luego se convirtieron en mis demonios, me hundí en éste, mi infierno. Pero no me arrepiento de nada, pues, en medio de las llamas que consumían mi vida apareció ella, el ángel que me rescató y devolvió mi alma perdida y la esperanza que se me había esfumado entre cuerpo y cuerpo. Y lo mejor es que sin saberlo y siquiera esperarlo, ella no llegó sola, traía consigo tomado de la mano, mi vida entera.