Imagina que pudieras ver de nuevo a una persona, una persona que ya no está entre nosotros. A la que echas mucho de menos y sin la que no puedes vivir. Ahora imagina que todos los días de tu vida fuesen el día de su muerte, ¿valdría la pena cambiar toda una vida solitaria por una eternidad ficticia a su lado? ¿Las cosas cambian ahora no?