Me abofeteo una y otra vez. -¿Acaso no te dije que te alejaras de esa perra?.-grito como si no hubiera mañana. -Para...déjame ir.-sollocé más fuerte. -¡Tu eres mía! No quiero verte con nadie más,no quiero que nadie ponga sus manos en ti,no quiero que nadie te sonría,no quiero ver que nadie te dirija la palabra.- sonrió y se tiró al suelo. -Prometo que así será.- le dije mientras me incorporaba al sillón.