Ahí estaba yo, sentada, con todo lo que alguna vez creí hecho polvo a mis pies. Esa voz, la que nunca nos abandona a lo largo de nuestra conciencia, jamás dejó de susurrarme por lo bajo: No te fíes de él, ¡corre!. Quieren oír una ironía? Cuando Antoine de Saint-Exupéry escribió por aquel entonces "lo esencial es invisible a los ojos", no quiso ser más conciso para no caer en cinismos y dejar ese halo espiritual a su obra. La cruda verdad mis amigos? nada resulta invisible a menos que nos neguemos a verlo. Sería una lástima que continuara mi relato por el final, así que déjenme darles los hechos que me llevan a mi situación actual primero. ¡ADVERTENCIA! No permitas que tus sentidos te engañen, no todo lo que brilla es oro, y nadie es quien dice ser...