Éramos el uno para el otro, o quizá solo fingimos serlo.
A punto de decir: sí, acepto. Julieta se replanteó todo ¿amaba realmente a Fernando? ¿Estaba lista para dejar de ser soltera? ¿Realmente quería pasar toda su vida con ese hombre? ¿era ese el momento para arrepentirse? ¿Estaba dispuesta a dejar su vida en Manhattan y mudarse a una ciudad más pequeña?
La respuesta a cada una de esas preguntas fue un rotundo y sonoro ¡No!
Fernando por su parte, estaba total y absolutamente enamorado de Julieta. No entendía porque su prometida había actuado así.
Confusión, temor, irá, pena, alegría, libertad.
Habían demasiadas emociones para un lugar tan pequeño, el ambiente se sentía tensó, los minutos se sentían eternos.
Julieta se alejó de Fernando, pronunció un pequeño y casi inaudible lo siento, ahora no puedo.
Un hombre con el corazón roto, una mujer reprimida buscando libertad. Un montón de familia y amigos sin entender nada, y la promesa de que se volverían a encontrar, pero eso no quiere decir que el sentimiento vuelva a ser el mismo.
Secretos, mentiras, apariencias puestas en juego... A veces nada es lo que parece. ¿será así está historia? ¿Esos serán los únicos motivos de Julieta? ¿Fernando estará tan enamorado como dice estarlo? ¿Será real el amor, la felicidad?
Liam era el chico popular con fama de malote que desde lejos parece no tener sentimientos, Natalie una chica de libros que va de aquí para allá con una sonrisa siempre pero cuando tiene que ser dura, lo es.
Natalie era todo lo contrario que Liam quería en una chica, pero ella ahora es la única que logra ver algo en el que los demás no pueden, pero hay algo que ella aún no sabe. La falta de comunicación y el no sabes expresar los sentimientos fue lo que les faltó a ellos.
Eran la persona adecuada y por no saber expresar lo que sienten, nunca lo supieron.