A quienes todavía comparten ese placer, de no llevar ropas y aún así vivir bien, se les otorga el más benévolo de los compañeros, pues su pureza lo amerita. Se les entrega en manos, cual mascota recién nacida, la inocente presencia de una criatura viva, de felicidad intensa, carnes limpias, para que disfruten, para que vivan. Por supuesto, ambos individuos compaginarán, pues comparten el mismo origen puro, sin ataduras, sin impedimento alguno, para vivir tal y como deben en un pequeño lecho. El dolor original del primero de los dos, se desvanece en enseñanzas y el descubrimiento del amor, un amor que llena y que no lastima, que acaricia desde las entrañas y besa las heridas. Y las heridas se cierran y ya no hay espacios huecos sin conocimiento, la toxicidad se aleja y espera desde un pequeño cimiento una eternidad bienaventurada en la que podrán jurarse su amor férreo. Obra en constante edición. Inicio: 12/07/18. Contenido homosexual. Créditos de la ilustración: nhutoan399 en Pinterest.