En un vecindario tranquilo, nada puede salir mal... A menos que tengas narcotraficantes viviendo cerca de ti, entonces, ahí puede salir todo mal. -Se quien eres.- Murmuré tomando a mi perro en brazos, sujetandolo contra mi pecho. -¿En serio lo sabes, princesa? -Cuestionó él mirándome con una sonrisa ladina dibujada en su rostro. Dos personas rotas y un amor obsesionado.All Rights Reserved
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