He asumido hace tiempo que jamás lograré extirpar el dolor de mis pacientes, porque el dolor es parte constitutiva de la vida. No importa cuánto alguien se analice, de todos modos sufrirá si pierde un amor, o si muere un ser querido. El dolor es inevitable, pero no el padecimiento. Y esa diferencia es la que hace que cada día vuelva al consultorio. Sé que tampoco lograré que desaparezca en ellos la sensación, aunque a veces leve y susurrada, de soledad. Pero es así, pues, como decía aquella vieja canción, estamos todos solos.
Ella odia la atención
Él adora la fama que tiene como jugador
Ella ama leer
Él ama el fútbol
¿Conseguirán ser más que amigos aunque ella sea vasca y él catalán? ¿Aunque ella odie el fútbol y él leer? ¿Aunque él la vea como la fan del Athletic y ella como el defensa del Barça?