Dulce María Espinosa, soltera y sin compromiso, sentía un poderoso e instintivo deseo
de ser madre.
Pero su mejor amigo, el doctor Christopher Uckermann, no dejó entrar a su preciosa amiga al banco de esperma. Para él, algunas cosas había que conseguirlas a través de la pasión.
Ante sus caricias, el cuerpo de Dulce respondió con deseo,
y él recorrió cada centímetro de su piel, dejándola colmada, feliz y embarazada.
Aunque Dulce amaba a Christopher con una intensidad que la desconcertaba, se juró a si misma que no creería en sus promesas de amor hasta que sintiese en el fondo de su
alma que eran verdaderas y eternas.