Todo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta que un chico con los ojos color miel fijó su mirada en la mía. Soy Katherine, o Kate para los amigos, y esta es la historia de como alguien consiguió romper mis esquemas en tan solo un segundo.