Desde que veo como entrenas, como te duchas conmigo, pienso en ti, te deseo, quiero que me hagas tuyo y que no dejes nada de mi. Contra la mesa, en los vestuarios, me da igual pero tengo ganas de sentirte y que me hagas tuyo de una maldita vez. Me matan las ganas de que me estrangules de la cintura y me digas todo lo que me gusta.