Todo a lo que Amaia aspiraba, estaba conseguido. Ahora compartía vida con Alfred, y todo iba perfecto, levantándose cada mañana a su lado, pudiendo soñar junto a él.
Una mañana él sale de casa y sufre un accidente de coche.
A partir de entonces, Amaia debe de aprender a tirar por los dos. Todo los que querían debía ser aplazado, todos los viajes, los planes...
Porque Alfred no tiene ni idea de quién es aquella chica que llora a su lado en la camilla del hospital.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.