Ser una madre soltera, que se droga, emborracha, apuesta, se prostituye y de alguna forma aún conserva su reputación de ser la mejor abogada a por haber, no es nada fácil, es complicado; sobretodo cuando tus hijos son unos monstruitos...literalmente; la reptil que se encuentra en esta historia tiene que entrenar a sus hijos y a las elemento (más jóvenes que ella) para que controlen sus poderes, sumale a eso sus travesuras, sobre todo las de su único hijo que deja las medias trastadas del siglo. Y eso hizo el pequeño Tomás, dejó la media trastada y lo peor es que solo lo hizo para impresionar a su madre ¿no es lindo el mocoso pinche idioto?
En fin, ahora Holljack debe atender la embarrada que se mando su hijo y ¿quién sabe? tal vez lo disfrute guiño guiño.