Sabían que era prohibido, que era contra las reglas. Que lo que sentían no debía ser, que aquello les traería problemas. ¿Pero como negarse? Cuando es bien sabido que lo prohibido es atrayente, atractivo y adictivo. Eran como polillas atraídas hacia la luz. No tenían la suficiente fuerza de voluntad para no sucumbir, no podían y no querían. Ellos deseaban permanecer juntos, sin importar qué.
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