Él llegó a mi vida como una cortadura en mi brazo. Sucedió en el baño, sin previo aviso. No quería hacerlo, no debía hacerlo. Sin embargo terminé probándolo, terminé siendo dependiente de ello. ¿Qué haces cuando lo que se supone que debería hacerte fuerte, sólo te da más ganas de sucumbir? Cada momento con él fue como una gota de sangre derramada; Al principio apacigua tu alma, luego vuelves a la realidad y recuerdas que no importa lo que hagas, no serás feliz. La sangre de una persona rota tiene el tono más hermoso. Por eso tiene que ser vista, debía dejarla libre. Era lo único que podía hacer.
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