El trueno rompió el silencio de la noche,
tu risa dispersó la tormenta.
Las gotas se sentían cálidas a tu lado,
el sol brillaba tras las nubes.
El viento alejaba la tormenta,
tu adiós la hizo eterna.
A veces me pregunto sí sabes que existo, que lloro cada noche por ti, que cuando te veo cada mañana se dibuja una sonrisa en mi alma; que cuando me diriges tú mirada así sea sólo por equivocación me lleno de amor, y que decir de tu voz que enloquece mi interior pero... yo estoy consciente de que mi destino que es mirarte de lejos y nada más.