Estatus, joyas, lindos trajes, viajes privados, poder ... mentiras, deslealtad e infelicidad era todo lo que cargaba Louis sobre su cabeza cada que portaba la corona que lo distinguía como el siguiente rey consorte. Nadie en su vida, ni por un segundo, llegaron a pensar que todo aquello era una farsa, la vida de Louis duraría tanto como él siguiera dependiendo de la casa real. Ya se había escrito un principio y un final que él claramente sabía pero por más amenazas e impedimentos él se dejó guiar por su corazón sin importar los riesgos que esto implicara.