-Le llaman Paraíso aunque no le identifique mucho, supongo que lo hacen por miedo, dicen que es un Dios a sangre fría, algo que sin duda es anormal en un "Dios de la felicidad"-relataba el ser más brillante. -Es cierto, concuerdo en que es completamente "anormal" en un Dios Paraíso tener esa clase de carácter.-dijo el contrario- Pero bueno, quien soy yo para juzgar a alguien por su actitud frente a la vida, si hace su labor a su manera sería problema suyo.-sus manos se alzaron y hicieron una especie de giro que prácticamente hizo que la luna apareciera reemplazando el sol. -Crees que este ocultando algo?-insistió la estrella más grande del sistema. -Eso no lo dudo, solo espero no relacionarme con el tema, me traería bastantes problemas-con su dedo índice dibujo una luna entera en el cielo, acto seguido está se plasmó en el mismo. -Luna llena...una renovación temprana...que sorpresa, aunque el sistema vuelve a empezar, me hacía falta un poco de descanso extra- estiró sus manos, haciendo tronar sus huesos. -...-El dios lunar alzó su vista al cielo cuando de pronto se percató de algo que hizo que se levantará del piso como instinto de ataque. -Que ocurre?- imitó la acción del primero, levantándose del piso. -Las estrellas...ellas...no está ninguna- su voz sonaba temblorosa. -Que!?, pero...a donde han ido?- preguntó. Un silencio tensó el ambiente. -Ellas no se fueron, el se las llevó. Lo que decían era cierto!, el es un monstruo!-exclamó. -Quien?!-podía verse la desesperación de ambos dioses. -Storm...-ambos se callaron, mientras veían como las estrellas se caían o dejaban de brillar. El proceso de aniquilación había comenzado, ambos sabían que Storm era imparable y codicioso y no se detendria bajo ningún riesgo. Era el fin para el Paraíso.