En los tiempos de la creación, Dios hizo dos seres. Un hombre y una mujer. El nombre de aquel primer hombre en la tierra era Adán y de la primera fémina Lilith. Hay que aclarar que ésta mujer no fue sacada de la costilla del hombre, ni mucho menos aceptó la sumisión que supuestamente, Adán, ella debía poseer. Ella fue creada al mismo tiempo que Adán y con el barro que él fue hecho. Los dos primeros humanos de la tierra. Sin embargo, esta mujer sabía que su destino no era ser servidora de nadie. Ella cuestionaba por qué debía yacer bajo la sombra de un hombre, si aquello no era justo. Ella era consciente de que ambos seres habían sido creados al mismo tiempo, sin desigualdad o reglas. Y justo ahí es donde el castigo por la búsqueda de lo bueno inicia.