Su condena fue buscar la igualdad; su osadía: mencionar el nombre de Dios. La historia se ha encargado de mostrar a Adán Y a Eva como los progenitores absolutos: los padres, creaciones del altísimo, que se encargaron de poblar la tierra. Así lo han representado las religiones judío-cristianas, donde Adan nació del barro y Eva de una costilla del primer hombre. Sin embargo, en otros textos excluidos de la biblia (el Ben Sira y el Zoar) se menciona una historia previa, un comienzo que le da un giro completo a la concepción teológica de la creación humana. En estos libros se habla de una mujer, creada en simultaneo con el primer hombre y forjada con el mismo barro, que se negó a someterse a los designios de Adán. Debido a su búsqueda de igualdad, esta mujer (de nombre Lilith) menciona el nombre de Dios, su creador, con el fin de encontrar respuesta en este. La problemática se agrava ya que el nombre de Dios no podía ser mencionado, por lo que al ella hacerlo se despega del mundo terrenal y pasa a convertirse en un demonio; rodeándose de un poder absoluto. A este "demonio", que no es mas que una mujer sublevada, se le atribuyen las maldiciones hacia las mujeres embarazadas, las seducciones a jóvenes y las poluciones nocturnas; a ella se le ve como la viva imagen del pecado, a quien el ser humano le atribuye todo lo lujurioso de su interior.
1 part