Siempre he sido un ser feo, bastante feo. Incluso me llamo ser solo para no considerarme humano. Eso no sería un problema si la sociedad en la que estamos no le diera mayor importancia. Las mujeres buscan un príncipe azul, un gran hombre guapísimo, buenísimo y que las haga flotar en nubes de algodón de azúcar y pétalos de rosa. Y otras, buscan al lobo del cuento, con el objetivo de convertirlo en dicho príncipe. Y ¿dónde están los feos? Ni siquiera nos ven. Unos son muy inteligentes y con un gran coeficiente intelectual. Yo no tengo nada de eso, pero tengo un gran don. Un gran y valiosísimo don que no puedo sacar a relucir sencillamente porque soy feo. Pero tengo una idea, una gran idea que hará que varias mujeres quieran conocerme... Y ya veremos después.
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