Adolescencia o, mejor dicho, Apocalipsis. Toda la gente opina que en esta etapa de la vida uno se descubre a sí mismo, forma su personalidad y experimenta. Nos volvemos soñadores, medimos los momento en blanco y negro, eliminando los grises de nuestro rango y comienzan los extremos. Emociones, sentimientos, pasiones. ¿Quién diría que Noa viviría eso y más en tan solo unos meses? ¿Quién diría que un nuevo comienzo de curso lograría alterar los esquemas que tan bien había formado?