Mi Vida En Karerina

En Karerina, al sur de Italia, encontré los mejores años de mi vida, en la ciudad más aburrida del mundo.

Una ironía que Nueva York jamás pudo igualar. A pesar de sus vistas y espacios, nunca sentí que fuera mi hogar. No fue su culpa, sino mi cobardía: me forzaron a venir, y me quedé.

Un círculo colorido en un mar de grises. Me acostumbré a la soledad, olvidando los colores que me esperaban.

Pero el eco de la vieja casa de mi abuela, aquel rincón de risas y abrazos entre sus gastadas piedras, me arrastró de vuelta, revelando por fin el hogar que mi alma siempre buscó.

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