-Despierta, Ginevra.
Abrí los ojos de golpe.
Cada parte de mi cuerpo duele como si algo extremadamente pesado estuviera sobre mi. Le di una mirada rápida a la habitación para darme a cuenta que estaba en la mía, las persianas estaban abajo y todo estaba en perfecto orden lo cual es demasiado extraño porque no recuerdo haberla ordenado. Ignoré la habitación y me di una mirada a los brazos los cuales me están matando de dolor. Están llenos de moretones y pequeñas cicatrices que tienen sangre seca.
-¿Por qué...
La puerta del baño se abrió de golpe haciéndome casi saltar de la cama. Tomé una bocanada de aire y me levanté de la cama, sentí tanto dolor por un segundo pero de la nada desapareció, al igual que los moretones de mis brazos. ¿Como es eso posible?
-Hola, Ginevra.
Ahogué un grito y me di la vuelta para encontrarme un televisor colgado en la pared detrás de mi cama. ¿Cuando puse eso ahí?
-Hola Atlas, Hola Zarek, Hola Ethan.
Era una mujer de cabello color chocolate a la altura de la clavícula, sus facciones eran finas y se veía amigable. Sus ojos cafés achinados se veían felices.
-Mi nombre es Raven Gross, y les doy la bienvenida a su nuevo hogar temporal, o como personalmente me gusta llamarle; La casa blanca.