Deseo las miradas y quiero que me vean y que me deseen, es un deseo enfermizo pero real y necesito que esto sea real, tan real como la vida misma. Fueron sus últimas palabras antes de entrar a un mundo desconocido en el que no sabía quién era o que hacía, entonces ahí fue cuando vio más haya de la vida misma, dentro de un mundo casi perfecto, un mundo hecho por sueños y pesadillas, pensamientos puros e impuros la tierra de mentario.
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