Con aquellas sonrisas y miradas, Jonnas Geert era capaz de hacer derretir hasta la paleta de hielo más fría que pudiese existir, era guapo, sencillo y romántico... O esas eran fantasías de la entusiasta Nia Mcdollee, quien a sus diecisiete años siempre había fantaseado con aquel chico de hermosos ojos azules. Sólo había un problema; y es que Jonnas era gay. Lo que Nia creía posible, a Miles, su mejor amigo, le parecía una locura, y entre bromas y juegos nació aquella operación que saldría pareciendo una buena idea. Lo que Miles no sabía era que al ayudar a Nia saldría descubriendo cosas que ni él mismo se imaginaba.