Un tratado de paz entre las familia evitaba que el caos cósmico se desatara, su lucha constante se vio estropeada cuando Canvas Hill fue invadida por las sombras, hombres valientes y fornidos acudieron al llamado del pueblo, los cazadores eran reconocidos por la marca del diablo, descendientes de las mejores ramas familiares, aquellas cuyos genes eran tan benditos que su cuerpo mantendría resistencia, algunos rumores poco acertados aseguraban que aquella marca era tan dolorosa que solo los fuertes prevalencia, nadie había visto una, los cultos entregaban a sus hijos a las fauces del bosque, desde allí estos cuidaban de nosotros, mientras sus padres enriquecían sus bolsillos a causa de los impuestos. Personas crueles y primitivas. Su principal interés era mantener la paz, pero sus valores eran tan contradictorios, todos pensaban tener la razón o mejores derechos. Pero nadie miraba el mal que nos invadía. Hasta que el primer aviso llegó, ¿Lucharían juntos esta batalla? La lealtad, libertad, esperanza, nobleza y la valentía, ¿Ganarían? Si el bien triunfa sobre el mal, entonces esta no será la excepción.
Saint Adofaer es un hospital psiquiátrico de alta seguridad donde habitan los monstruos más oscuros de la mente humana: asesinos, manipuladores, criminales que se esconden detrás de una máscara de enfermedad.
Anthony Cadwell, un joven residente de psiquiatría, llega con un propósito claro: explorar los límites de la locura y entender lo incomprensible. Pero Saint Adofaer no es un lugar para comprender, es un lugar para resistir. En sus pasillos helados y bajo las luces estériles, conocerá a siete pacientes, cada uno una grieta en la humanidad, cada uno una forma distinta de perder la esperanza.
Pero será su última paciente quien lo marque para siempre. Una historia que sobrepasa todo diagnóstico, y que le enseña una verdad inquietante: los libros de medicina no lo enseñan todo.
¿Qué sucede cuando aquello que intentas salvar te susurra que nunca debió ser salvado?