Si hubiese sabido que sería el último día que vería la luz del sol; habría admirado el amanecer de ese día de junio en Berlín. Me habría levantado temprano; al escuchar el canto de los pájaros por mi ventana y habría contemplado la belleza de la mañana, la calidez del sol al tocar mi piel y su brillante luz reflejándose en mi pared. Ahora, solo tengo obscuridad... y un juego de falso amor con el hombre que me convirtió y se llevó mi luz.All Rights Reserved