Thomas cree que las mujeres que usan maquillaje y faldas cortas son prostitutas, el suicidio es una salida fácil para los cobardes, las personas que quieren ser músicos solo pierden su tiempo, las enfermedades mentales son solo una buena excusa para que los psicólogos tengan trabajo, si dos personas del mismo sexo se besan irán al infierno y en especial la idea que ha estado presente en su mente desde que era muy pequeño; el amor es igual a posesión. Estas ideas parecen ser algo anticuadas para un chico que vive en el siglo 21 pero no lo juzguen tan rápido, él es solo un chico que nunca tuvo amigos y solo se deja llevar por las ideas que los adultos inculcan en su mente cada vez que le hablan, el a veces se siente incómodo con estas ideas y cree algunas son erróneas pero se lo calla porque piensa que los adultos siempre tienen la razón y si él se atreve a contradecirlos será tratado como un hereje al igual que las personas que dichos adultos se dedicaban a juzgar cada domingo. Lo ven Thomas no es una mala persona, solo ignora que existe un mundo fuera de la pequeña burbuja en la que los mayores lo han encerrado. Pero díganme que creen que pase, cuando el abandone su pequeña burbuja y vea lo bello que es el mundo exterior cuando abres tu mente y dejas de juzgar a los demás, si somos optimistas diríamos que Thomas será feliz porque es libre de pensar lo que quiera y podrá empezar a crear sus propias ideologías por sí solo. Esa es una muy linda forma de ver el mundo, pero no es el caso de esta historia. Porque las personas no cambian de la noche a la mañana, la forma en la que piensas no puede simplemente reiniciarse y dar paso a todas las cosas buenas que los demás intentaran enseñarte. Porque el cambio nunca es fácil y Thomas tendrá que aprender esa lección de la peor forma posible. Historia que comenzara a actualizarse el 6 de Noviembre del 2018.