Estoy tan cerca. Puedo sentir su calor en la punta de mis dedos, aún no lo alcanzo, pero una descarga de emociones recorre todo mi cuerpo, cada ángulo, cada pelo, cada cicatriz. Es la calma de la satisfacción, pero llegaste tú.
Estuviste siempre ahí, a un pasillo de distancia. Una puerta siempre nos separó, tal Ana y Elsa. Y ahí estás, gritando. Cuando por fin he dejado de pensarte, un grito por el otro lado de tu puerta ha decidido viajar por el viento, hasta llegar a mi.
¿Debo tocar a tu puerta? solo con atravesar el pasillo me siento débil, con cada paso que doy me siento disminuida y si toco tu puerta puedo sentir como pierdo todo lo que he construido ¿Vale la pena siendo que sé que volverás a gritarme? Y es que me rompiste ciento diez veces, y solo me cuidaste cincuenta y tres. Pero aprendí a fundirme sola, se pulirme también y por más veces que intentaste volver a mí, cerré la puerta tras de mi, dejandote fuera. Y he cambiado la clave y he cambiado las ventanas y he cambiado hasta el aire, para que no exista tu ser aquí, pero creo que he dejado una ventana abierta y una brisa tuya ha vuelto, porque quiero volver a ti. Porque estás llorando, estás sufriendo ¿Es por mi? por favor dime que no y si lo es, lo siento.
Es que ya no puedo, si toco tu puerta, me muero.Todos los derechos reservados