Samuel contaba con una vida perfecta, hombre estricto, sus reglas eran inquebrantable, pero hubo algo que el nunca supo... el corazón no tiene reglas, lo supo ese maldito día que conoció aquella jovencita risueña, espontánea y llena de energía. luchó, lucho porque sabia que eso que sintió al momento de verla no era más que un error, pero el amor no entiende de razones, pero aveces... la razón tampoco entiende de amores logrando con esto acabar con todas las ilusiones de una jovencita y las suyas propia provocando en ambos esas grandes heridas de amor
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