A Naruto le gustaba presumir que lo tenía todo, había crecido bajo el cuidado de padres maravillosos, tenía amigos que se preocupaban por él. En unos meses estaría estudiando su carrera soñada, y por si fuera poco, tenia una maravillosa relación con Sasuke Uchiha, estaba seguro de que aquel hombre testarudo e inexpresivo era su alma gemela, no es que Naruto creyera en historias cursis o en el destino, mucho menos en situaciones perfectas, la vida era difícil y eso lo sabía, pero le gustaba creer que los obstáculos se habían esfumado, y la deseada felicidad que buscaba, estaba comenzando.
Por fin había encontrado aquello que apagaba el dolor de su corazón. . . o al menos eso creyó hasta el día en que piso la universidad. En aquel campus gigantesco encontró a quien sería su mayor problema, problema que poseía ojos turquesa, fríos y apagados, tan distintos al fuego que escondía su cabello.
Quizá Naruto podría aprender que la vida no siempre es como deseamos, en realidad los planes siempre cambian, y el amor es más que el miedo a estar solo.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.