Los príncipes de Dinamarca disfrutan de las "maravillas" del matrimonio junto a sus responsabilidades como miembros activos de lo corona; siendo el modelo de pareja ideal, atractivos, felices y enamorados, viven el cuento de hadas de los futuros monarcas de una nación de la que todos están al tanto. No obstante, cuando las cosas parecen perfectas, un nuevo reto surge para los príncipes: sustituir al monarca hasta su renuncia oficial a la corona.