Ever y Dan en siempre se encontraban en la misma estación y en el mismo lugar cada año, para intercambiarse una in a de otoño del árbol que sembraron cuando se hicieron amigos ¿que pasará si el no puede llegar cuando es su turno?
-Me gustas...- Se acercó lentamente -No sabes lo que dices- retrocedió -Por supuesto que lo sé, usted también me desea profesora- recortó una vez más la distancia.
-Al carajo- La profesora la besó. Aún cerca de sus labios susurro -Has influenciado a que llegue al pecado...-