No conocí a mi padre, pero siempre le mando cartas a la dirección que me dio mi madre, le cuento sobre mi vida, sobres los problemas que tengo. No lo quiero aburrir mucho, pero como no sabe nada de mi es mejor contarle todo por medio de papel y lapiz. Utilizando mi mano derecha y así empiezo a escribir, cada momento, cada cosa de mi vida. Manos a la obra...