¡Oh su precaria habilidad para su desdén hacía aquel que le ama! ¡Oh, su belleza angelical!¡Su sonrisa infernal y sus pensamientos crueles! ¿Quién es sino, que el pecado mismo? Goza del sufrimiento ajeno, pero padece de locura ingrata. Muchos le han mirado y han enloquecido a su lado sin mirar que su locura no es más que suya, jamás le entenderán pues no se balancearan al ritmo de sus demonios, no conocerán nada que ella no desee. Su filosa lengua de vivora, engatusa y atrapa a todo aquel que ose tratar de jugar con su frío corazón, cuando se crea ganar la partida, el tablero será volteado sin escrúpulo alguno pues su mente frívola y astuta, nunca dejara perder ante un gusano, siendo ella orgullosa y soberbia cual Narciso. Bien podría ser una deidad, o una ninfa, ¡incluso un demonio!, pero es cierto decir que quien se proclama algo, resulta ser nada, precisamente por esta razón, habla como sabio, actúa como loca y ama como el tiempo.