-Te sostuve entre mis brazos mientras morías, veía a la muerte arrebatándote de mi lado y yo me rehusaba a dejarte ir, me mirabas suplicante, y de pronto ya no supe si me pedías quedarme junto a ti o si debía dejar tu cuerpo sobre el suelo, aceptar la realidad. Besé tus labios, aunque más bien, fue apenas un roce. Tu cuerpo se volvía cada vez más frío. Por más que intenté, no pude regresarle el bonito color rosáceo a tus mejillas. Me miraste por última vez, trataste de hablar, sin embargo, solo alcanzaste a decir "Te a...", y después te fuiste. Sonará egoísta, o tal vez romántico, pero el dolor sobre mi pecho me hizo comprender que prefería morir en tu lugar.-