El aislamiento no era tan malo después de todo. Le encantaba ver como ella reprimia sonrisas cuando decía algo gracioso, pues él las provocaba. Adoraba la forma en que se estremecía cuando se acercaba, ya que él tenía ese efecto en ella. Amaba cuando estaba cerca de ella, aún así pasara veinte años en cárcel. Pero faltar a la verdad ante la ley está penado, aquí y en cualquier lugar del mundo. Y José sabía eso, lo sabía al revés y al derecho.